Postergar la acción. Dudas. Pensamientos reiterativos que no sirven para nada. Pensamientos que se imponen al sujeto a pesar de que le resultan muy perturbadores. Miedo permanente a estar enfermo, llamado hipocondría. Miedo a la miseria. Inseguridad. Timidez. Son rasgos de una personalidad obsesiva.

También desarrollan comportamientos repetitivos que mucha gente llama "manías" y que son intentos de protegerse de la angustia. 

Sienten la necesidad de mantener todo bajo control lo cual es una tarea agotadora e imposible de realizar. Tienen miedo a lo desconocido y por eso estas personas intentan repetir siempre lo conocido y huir de lo nuevo aunque no siempre es posible.

Las personas obsesivas tienen dificultades para desear y aún más para llevar a cabo sus deseos. Pueden por ejemplo desear mucho a una mujer pero cuando la tienen al alcance de la mano su deseo decae y retroceden.

El empobrecimiento personal y el sufrimiento que causan esos rasgos pueden modificarse acudiendo a un psicólogo.